A través de la investigación y la difusión de los resultados de la misma, Liberdom desea contribuir al debate académico sobre las instituciones y el desarrollo.

Entre sus investigaciones, destaca la elaboración del Índice de Fortaleza Institucional (IFI) que ofrece, con carácter periódico, un instrumento de evaluación acerca de la solidez del marco institucional de los distintos países y de su impacto sobre el desarrollo humano.

Un marco institucional sólido, en el que los ciudadanos pueden ejercer las libertades políticas, civiles y económicas y el gobierno y la administración pública actúan eficientemente en la búsqueda del interés común, tiene como resultado un alto nivel de desarrollo humano, materializado en una economía dinámica y una sociedad saludable y educada.

Por el contrario, en un débil marco institucional, los ciudadanos encuentran dificultades o ven imposible ejercer las libertades políticas, civiles y económicas y, además, la coerción del Estado se materializa en una actividad gubernamental ineficiente en la que la corrupción domina gran parte del aparato de gobierno y la administración pública, y la acción de los grupos de interés debilita el estado de derecho. Todo ello conduce a niveles bajos de desarrollo humano.

Instituciones e institucionalismo

¿Qué son las instituciones?

El concepto de institución puede ser definido de muy diversas formas. Douglass C. North (1990) defiende que las instituciones son las reglas de juego que determinan las restricciones y los incentivos en las interacciones que se producen en la sociedad. North no incluye a las organizaciones entre las instituciones, ya que considera que las organizaciones son agrupaciones de personas con un objetivo común, que se regulan por una serie de instituciones o normas, pero no constituyen en si reglas de juego.

Avner Greif (1993) propone una definición menos restrictiva del concepto de institución que incluye la propuesta por North junto a otras utilizadas por sociólogos y politólogos: “una institución es un sistema de elementos institucionales que generan conjuntamente una conducta regular al permitirla, guiarla y motivarla”. Para Greif, las instituciones son factores intangibles creados por el hombre que influyen en su conducta, incluyendo en esta definición las organizaciones, es decir, las instituciones son sistemas de normas, creencias y organizaciones.

Veblen (1899) señala que los valores presentes en las instituciones guían las conductas de los agentes sociales, ya sean dichos valores instrumentales, orientados a la resolución de problemas en beneficio de la sociedad, o ceremoniales, ligados a otros intereses, como el mantenimiento de privilegios o del ejercicio del poder. Las instituciones determinan la forma en la que los individuos se relacionan e interactúan y pueden contribuir a la reducción de la incertidumbre y de los costes de transacción.

Partiendo de este marco conceptual nos referimos a instituciones, formales o informales, que regulan el comportamiento de las personas en la sociedad y conforman a su vez el marco institucional en el que se desarrolla la actividad económica.

Entre las reglas del juego formales se distingue entre instituciones políticas, que regulan el funcionamiento del Estado (los sistemas políticos -la Carta Magna, la Ley electoral, las regulaciones del sistema parlamentario y del sistema judicial- y la administración pública –normas del sistema burocrático weberiano, nuevos principios de gestión pública, la Ley de la Función Pública-), e instituciones económicas, que regulan el funcionamiento de los mercados (legislación mercantil, laboral, de competencia, de defensa del consumidor, regulación sectorial, etc.). Entre las reglas de juego informales se encuentran las tradiciones, creencias, actitudes, hábitos mentales o códigos de conducta como la confianza entre los ciudadanos, junto a otros elementos institucionales culturales.

Las instituciones importan

Institucionalismo

El denominado “Institucionalismo” está conformado en la actualidad por un grupo heterogéneo de autores y enfoques. No se trata de una corriente unificada de pensamiento. Muy al contrario, en los últimos 25 años han surgido, al menos, tres enfoques principales: el institucionalismo histórico; el institucionalismo de elección racional; y el institucionalismo sociológico. Todos ellos tratan, desde diferentes ángulos, el papel desempeñado por las instituciones en la determinación de los comportamientos sociales y políticos. Todos estos enfoques toman como referencia el concepto de costes de transacción, ya sean éstos de investigación e información, de negociación y de decisión o de vigilancia y de ejecución.

Desarrollo

¿Qué es el desarrollo?: los conceptos de crecimiento y desarrollo.

Joseph Schumpeter (1934) fue el primer economista en diferenciar entre los conceptos de crecimiento y desarrollo económicos, es decir, entre el mero crecimiento de la economía, reflejado por la evolución de la población y de la riqueza, y el desarrollo económico, que incluye, además, los cambios cualitativos registrados en la organización y las técnicas de producción, así como en la estructura empresarial.

La Real Academia Española define el desarrollo como la “evolución progresiva de una economía hacia mejores niveles de vida” y el crecimiento como la “acción y efecto de crecer”.

Crecimiento

El crecimiento económico es el aumento del valor de los bienes y servicios finales producidos por una economía en un período de tiempo determinado.

Este concepto ha sido utilizado como aproximación a la mejora de las condiciones socio-económicas de los distintos países, dada la relación existente entre la abundancia relativa de bienes económicos materiales y el bienestar social. Por ello, se trata de una de las metas de toda sociedad moderna y se considera un indicador de éxito de las políticas económicas.

El crecimiento económico puede también definirse como el resultado agregado de la actividad empresarial desarrollada a nivel microeconómico que se materializa en un desplazamiento hacia fuera de la curva de posibilidades de producción de una economía.

La investigación académica se ha centrado mayoritariamente en esta acepción del crecimiento, aproximada a través del estudio de la evolución del nivel y la tasa de variación de la renta real per cápita en unidades monetarias internacionalmente comparables.

Desarrollo

En cuanto a la definición de desarrollo, un repaso de la literatura académica denota la inexistencia de consenso en torno a la delimitación exacta de este concepto, razón por la que se utilizan muy diversas acepciones. El desarrollo es social, sostenible, económico, global o humano, entre otros muchos apelativos más o menos afortunados, en función de la consideración en su definición de aspectos económicos, políticos, sociológicos, geográficos, etc.

La elaboración y publicación del Índice de Desarrollo Humano (en adelante, IDH) por parte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (en adelante, PNUD) ha impulsado la investigación en este campo al proporcionar un sólido instrumento para el análisis del progreso económico y social.

El concepto de desarrollo humano sintetiza el enfoque de las capacidades humanas, enunciado por Amartya Sen, de raíz aristotélica y smithsoniana.

Sen (1985, 1999) identifica el concepto de desarrollo con el disfrute de una vida humana, buena y digna, en libertad, una vida que debe incluir las funciones que las personas pueden llegar a desempeñar o a ser y sus capacidades.

De esta manera, Sen contribuye a conformar el concepto de desarrollo humano que el PNUD define como la libertad y la formación de las capacidades humanas, es decir, la ampliación de la gama de cosas que las personas pueden hacer y de aquello que pueden ser.

El IDH incluye entre sus componentes el crecimiento del producto per cápita, pero integra además otros indicadores del nivel de vida, ofreciendo una medida más amplia de lo que entendemos por desarrollo económico (Recuadro II). Si bien la información que resume el IDH es en su mayoría de carácter económico, ésta presenta un sesgo social. Por ejemplo, integra datos obtenidos a partir de las partidas presupuestarias destinadas por cada país analizado a las principales políticas sociales. Por otra parte, en cuanto a los aspectos jurídicos o regulatorios, el IDH analiza estas cuestiones mediante indicadores que recogen si un país concreto ha firmado o no determinadas Convenciones o Declaraciones de Derechos.

En los últimos años se ha generalizado un nuevo concepto de desarrollo, el denominado «desarrollo humano sostenible», debido a la creciente preocupación por el agotamiento de la dotación de recursos naturales y la contaminación ambiental.

La principal fuente de prosperidad y desarrollo es la actividad emprendedora de ciudadanos con iniciativa que actúan condicionados por la solidez de su entorno institucional. Un entorno caracterizado por la seguridad jurídica, la regulación eficiente, la eficacia gubernamental, la solidez de los derechos de propiedad, la lucha contra la corrupción o la libertad, entre otras instituciones claves, asegura el crecimiento económico, el avance y la modernización de la sociedad.